<style>.lazy{display:none}</style>Todo sobre los ataques de Pánico: causas, síntomas y tratamiento

Todo sobre los ataques de Pánico: causas, síntomas y tratamiento.

Descubre qué son los ataques de ansiedad o de pánico, incluyendo sus causas, síntomas, y cómo manejarlos. Este artículo ofrece una guía clara y sencilla para entender y abordar estos trastornos.

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Ataque de Ansiedad: Causas, Síntomas y Tratamientos

Los ataques de ansiedad son episodios agudos de intensa ansiedad que aparecen de forma súbita y tienen una duración breve. Estos episodios se acompañan de síntomas físicos intensos, como dificultad para respirar, palpitaciones, presión en el pecho, mareos, y temor a volverse loco, perder el control o incluso a morir.

El tratamiento adecuado, que debe ser, tanto psicológico como farmacológico, ha demostrado ser altamente efectivo. Abordar estas crisis de manera temprana previene la evolución hacia otros trastornos, como la Agorafobia o el Trastorno de Ansiedad Generalizada, y reduce el riesgo de otras complicaciones como la Depresión Mayor o el abuso de sustancias.

¿Qué es un Ataque de Ansiedad?

Antes de definir un ataque de ansiedad, debemos aclarar que, en castellano, los términos ataque o crisis de ansiedad, ataque o crisis de pánico y ataque o crisis de angustia son sinónimos y se suelen emplear indistintamente. En general, los términos más usados son ataque de ansiedad y ataque de pánico, que serán los que utilicemos en este artículo.

Un ataque de ansiedad es un episodio agudo donde la persona experimenta una oleada de temor y malestar intensos. Durante un ataque, los individuos sienten una extraordinaria ansiedad que se acompaña de una gran variedad de síntomas físicos y emocionales que incluyen, pero no se limitan a, palpitaciones, sudoración, temblores, sensación de ahogo, opresión en el pecho, y una incontrolable sensación de pánico.

Aunque el ataque de pánico puede ser desencadenado por situaciones de estrés, en otros muchos casos, surge sin un motivo aparente.

Estos síntomas no solo son perturbadores, sino que también pueden ser lo suficientemente intensos como para hacer que la persona sienta que está teniendo un problema médico grave, como un ataque cardíaco. En otras ocasiones, puede llegar a tener una sensación de muerte inminente o miedo a perder la razón.

El ataque de pánico aparece bruscamente, y a los pocos minutos alcanza la máxima intensidad. Por fortuna, la duración no suele ser larga, siendo habitual que haya cedido en 30 o 40 minutos. Los síntomas pueden desaparecer totalmente o permanecer un cierto estado basal de ansiedad.

Aunque son muy alarmantes, los ataques de pánico no revisten gravedad para el sujeto. Es muy importante explicar este hecho al paciente, pues comprender qué es un ataque de ansiedad y reconocer sus síntomas es el primer paso crucial para aprender a manejarlos de manera efectiva y minimizar su impacto en la vida diaria.

Síntomas de un Ataque de Ansiedad

 

Un ataque de ansiedad puede manifestarse a través de una amplia gama de síntomas tanto físicos como psíquicos, lo que a veces dificulta su identificación. Aquí se describen algunos de los más comunes:

 

  1. Síntomas Físicos
  • Palpitaciones y taquicardia: Sensación de latidos cardiacos demasiado rápidos o intensos. Siente que el corazón se sale del pecho.
  • Sudoración: Aumento de la transpiración sin una causa ambiental aparente.
  • Temblores: Sacudidas o vibraciones involuntarias en el cuerpo.
  • Dificultad para respirar: Sensación angustiosa de falta de aire.
  • Opresión o dolor en el pecho: A menudo es tan intenso que puede confundirse con síntomas de un ataque cardíaco.
  • Mareos o sensación de desmayo: Inestabilidad o la sensación de que uno podría perder la conciencia.
  • Náuseas o molestias estomacales: Incluyendo dolor abdominal o malestar digestivo.
  1. Síntomas Psíquicos
  • Sensación de terror o pánico inminente: Miedo intenso y abrumador, a menudo con temor a morir o perder el control.
  • Desrealización o despersonalización: Sentirse desconectado de uno mismo o de la realidad, como si se estuviera viendo desde fuera.
  • Dificultad para concentrarse: Incapacidad para enfocar los pensamientos o la atención.
  • Preocupación excesiva: Rumiar sobre posibles desastres o escenarios negativos.
  • Irritabilidad: Sentimientos de frustración o enojo más fácilmente de lo habitual.

Generalmente, a quienes han experimentado un ataque de ansiedad les suele quedar una preocupación constante sobre la posibilidad de volver a sufrir otro episodio similar. Este temor, puede llevarles a alterar sus hábitos y comportamientos diarios intentando prevenir futuras crisis.

Por ejemplo, pueden comenzar a evitar actividades como el ejercicio o dejar de visitar ciertos lugares que asocian con los ataques de ansiedad. Con el tiempo, este comportamiento de evitación puede conducir al desarrollo de trastornos más severos como la Agorafobia.

 

Diferencia entre ataque de ansiedad y Trastorno de pánico.

Aunque puede parecer un juego de palabras, no es lo mismo un ataque ansiedad (o ataque de pánico) que un Trastorno de Pánico.

Un ataque de ansiedad en sí mismo no constituye un trastorno mental. Estos episodios pueden surgir dentro del marco de varios trastornos, incluyendo trastornos de ansiedad, depresivos, estrés postraumático o trastornos relacionados con el consumo de alcohol y otras sustancias.

Cuando los ataques de ansiedad se presentan de manera recurrente y cumplen una serie de requisitos que veremos a continuación, los psiquiatras pueden diagnosticar un Trastorno de Pánico, que sí es considerado como un trastorno mental perfectamente individualizado.

Trastorno de Pánico

El Trastorno de Pánico, también conocido como Trastorno de Angustia, es una de las formas más comunes de los trastornos de ansiedad. Este trastorno generalmente comienza al final de la adolescencia o en el comienzo de la edad adulta, aunque también puede manifestarse en la infancia o en la vejez.

Una característica peculiar del Trastorno de Pánico es su frecuente asociación con otro trastorno de ansiedad, la Agorafobia, que se desarrolla cuando el miedo intenso a sufrir más ataques de ansiedad lleva a la persona a evitar lugares o situaciones en las que no podría obtener ayuda médica urgente.

El diagnóstico del Trastorno de Pánico se establece cuando una persona ha experimentado al menos dos ataques de ansiedad que ocurren de manera espontánea, es decir, inesperadamente y sin un desencadenante claro. Los ataques pueden incluso ocurrir durante el sueño o en momentos de relajación, como estar sentado tranquilamente viendo el televisor.

Cuando todos los ataques de ansiedad del sujeto, tienen la característica de ser esperados, es decir, no son espontáneos ni inesperados, no hablamos de Trastorno de pánico.

Tampoco hablamos de Trastorno de Pánico cuando se produce un ataque aislado de ansiedad inducido por sustancias como la cocaína o el cannabis, o tras una situación de riesgo vital. Es importante destacar que la existencia de ataques de ansiedad anticipados no descarta este diagnóstico, ya que muchas personas con Trastorno de Pánico experimentan tanto crisis esperadas como inesperadas.

Para completar el diagnóstico de Trastorno de Pánico, el DSM-5 exige que se cumplan estas 3 condiciones adicionales:

1) Al menos uno de los ataques ha sido seguido durante al menos 1 mes de uno o ambos de los siguientes puntos:

– Preocupación persistente por tener más ataques de pánico o sus consecuencias (por ejemplo, perder el control, tener un ataque cardíaco, «volverse loco»).

– Cambios de comportamiento significativos relacionados con los ataques (por ejemplo, comportamientos diseñados para evitar tener ataques de pánico, como evitar ejercicio o lugares no familiares).

2) Los ataques de pánico no son atribuibles a los efectos fisiológicos de una sustancia (por ejemplo, una droga de abuso, un medicamento) o a otro trastorno médico (por ejemplo, hipertiroidismo).

3) Los ataques de pánico no se explican mejor por otro trastorno mental, como el trastorno de ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático, o trastorno de ansiedad por separación.

El Trastorno de Pánico afecta aproximadamente a 1 de cada 20 personas de la población mundial, en algún momento de sus vidas y es dos veces más común en mujeres que en hombres. Suele ser más prevalente en adultos jóvenes y adolescentes, mientras que es menos común en niños y ancianos.

Causas del Trastorno de Pánico

El Trastorno de Pánico es un trastorno de ansiedad cuyas causas pueden ser múltiples y variadas, involucrando factores biológicos, psicológicos y ambientales. Aquí se describen algunas de las causas más reconocidas:

  1. Factores Genéticos

La predisposición genética juega un papel importante en el desarrollo del Trastorno de Pánico. Las investigaciones indican que este trastorno puede ser más común en personas que tienen familiares cercanos con trastornos de ansiedad, sugiriendo una posible herencia genética. Los hijos de padres que sufren trastornos de ansiedad, depresión mayor o trastorno bipolar presentan un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de pánico.

  1. Factores Biológicos

Alteraciones en los neurotransmisores cerebrales, como la serotonina y la noradrenalina, están frecuentemente asociadas con el Trastorno de Pánico. Estos desequilibrios químicos pueden afectar la manera en que el cerebro procesa la información relacionada con el miedo y la ansiedad.

  1. Factores Psicológicos

Aspectos psicológicos, incluyendo ciertas personalidades o la presencia de otros trastornos psicológicos, pueden aumentar la susceptibilidad a experimentar ataques de pánico. Por ejemplo, personas con tendencias más perfeccionistas o con un historial de trastornos depresivos pueden tener un riesgo más alto.

  1. Experiencias de Vida

Eventos traumáticos o estresantes, como la pérdida de un ser querido, problemas económicos o grandes cambios de vida, pueden desencadenar el desarrollo de un Trastorno de Pánico. Estos eventos pueden generar un estrés crónico que precipita la aparición del trastorno.

  1. Factores Ambientales

El estilo de vida y el ambiente también pueden influir. Por ejemplo, el consumo excesivo de cafeína o la exposición a situaciones de alto estrés pueden aumentar la probabilidad de desarrollar ataques de pánico. Las personas asmáticas son más propensas a sufrir Trastorno de Pánico.

Todo lo referido anteriormente, se refiere a las causas del Trastorno de Pánico. Sin embargo, un ataque de ansiedad, fuera del contexto del Trastorno de Pánico, puede ser provocado por otros trastornos de ansiedad o situaciones muy diversas.

Por ejemplo, un sujeto con una fobia simple, como el miedo a las serpientes, puede sufrir un ataque de ansiedad al ver a un reptil.

Otro caso puede ser el abuso de sustancias. El consumo de tabaco es un factor de riesgo conocido para los ataques de ansiedad, y el uso de cannabis puede tener como efecto secundario la provocación de una crisis de ansiedad.

Las personas con Agorafobia pueden sufrir una crisis de ansiedad al viajar en metro, mientras que aquellas con estrés postraumático debido a un atentado pueden experimentar un ataque de pánico al oír un petardo.

Ciertos trastornos médicos, como el asma o la angina de pecho pueden desencadenar una crisis de ansiedad.

Evaluación del Paciente con un ataque de ansiedad

Dado que la presentación inicial de síntomas de un ataque de ansiedad puede ser dramática, esto hace que frecuentemente los pacientes no sean evaluados inicialmente por un psiquiatra o psicólogo.

En la mayoría de los casos, los pacientes que experimentan ataques de ansiedad reciben atención médica en servicios de urgencia, ya sea en hospitales o centros de atención primaria.

Muchos de estos pacientes acuden a consulta con un diagnóstico preliminar de ataque cardíaco debido a dolor torácico inespecífico. Comúnmente, después de realizar un electrocardiograma, se descarta cualquier problema cardíaco.

Lo habitual es que, tras un exhaustivo examen físico, se proceda a una evaluación psicológica. Aunque los profesionales en servicios de urgencia están generalmente capacitados para identificar un ataque de pánico a simple vista, es crucial proceder con cautela y no descartar de antemano la posibilidad de una patología orgánica.

Además, es recomendable realizar análisis de sangre y orina para excluir el abuso de sustancias, ya que estos pueden provocar síntomas que imitan los de un ataque de pánico. Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento médico suele aliviar rápidamente la angustia del paciente.

Tratamiento de los Ataques de Ansiedad

El abordaje del tratamiento para los ataques de ansiedad incluye intervenciones tanto farmacológicas como psicológicas.

  1. Tratamiento Farmacológico de las Crisis de Pánico

Es importante recordar que, aunque un ataque de pánico no representa una amenaza directa para la vida, el diagnóstico adecuado permite que los síntomas se alivien rápidamente con un tratamiento farmacológico apropiado.

Durante el pico agudo de un ataque, las benzodiacepinas como el Lorazepam (Orfidal), administradas sublingualmente, son efectivas debido a su rápida acción. Este tratamiento se prefiere sobre otros ansiolíticos como el Bromazepam (Lexatin) o el diazepam (Valium).

Sin embargo, el uso de benzodiacepinas debe limitarse al menor tiempo posible debido al riesgo de desarrollar tolerancia y dependencia.

Tras controlar la crisis inicial, el tratamiento se orienta a prevenir futuros ataques. Los antidepresivos, particularmente los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) como la fluoxetina, la sertralina o el Escitalopram, son comúnmente utilizados y ofrecen excelentes resultados. Estos medicamentos también son efectivos para prevenir la agorafobia y la ansiedad ante nuevos ataques.

 

  1. Psicoterapia para las Crisis de Ansiedad

La terapia cognitivo-conductual ha sido tradicionalmente la más utilizada para tratar los ataques de ansiedad. Además, la Terapia Focalizada en las Emociones (TFE) ha demostrado obtener muy buenos resultados en los últimos años.

El principal objetivo de la psicoterapia es prevenir la cronificación de los síntomas, el miedo a sufrir nuevos ataques y la aparición de agorafobia.

 

Pronóstico del Trastorno de Pánico

Si no se recibe tratamiento, el trastorno de pánico tiende a cronificarse, manifestándose de manera continua o en episodios intermitentes a lo largo del tiempo. En algunos casos, puede transcurrir años entre una crisis y la siguiente.

El riesgo de no tratar los ataques de ansiedad no se limita a la cronificación del trastorno, sino que también puede complicarse con otros problemas de salud mental. Los trastornos más comúnmente asociados con el Trastorno de Pánico incluyen la Agorafobia, la Depresión, el abuso de alcohol y otras sustancias, así como otros trastornos de ansiedad.

Existen teorías que sugieren que el consumo de sustancias puede ser un intento por aliviar las crisis de pánico y el miedo persistente a que se repitan.

¿Qué hacer ante un ataque de ansiedad?

Es crucial que el paciente internalice algunas ideas que, a mediano y largo plazo, pueden ser muy beneficiosas:

  1. Reconocer que los síntomas de un ataque de ansiedad no son peligrosos: Estos son simplemente manifestaciones exageradas de las reacciones típicas al estrés.
  2. Racionalizar la situación durante una crisis. Es importante entender que no hay un peligro real.
  3. Enfocarse en los síntomas presentes, no en los que podrían surgir. Centrarse en el aquí y ahora ayuda a manejar la ansiedad.
  4. Aceptar el miedo como algo temporal. Reconocer que el temor es pasajero y que desaparecerá ayuda a reducir su intensidad.
  5. Evitar pensamientos alarmistas. Mantener la calma y evitar que la imaginación exacerbe la situación permite que la angustia y el miedo se disipen espontáneamente.
  6. Aprender a enfrentar el miedo. Al ganar control sobre la ansiedad, se reduce la necesidad de adoptar comportamientos de evitación.
  7. Celebrar los logros. Sentirse orgulloso de los avances en el manejo de la ansiedad refuerza la confianza y seguridad en uno mismo.
  8. Visualizar el éxito futuro. Pensar en la satisfacción que se experimentará al controlar completamente la ansiedad puede ser muy motivador.

Cada victoria sobre un ataque refuerza esta mentalidad positiva, mejorando el manejo de la ansiedad en futuros episodios y aumentando la seguridad personal.

Los ataques de ansiedad son lo suficientemente serios como para justificar la búsqueda de ayuda profesional de médicos y psicólogos de manera pronta. Ignorar estos pasos puede incrementar el riesgo de desarrollar condiciones como la agorafobia.

La combinación de psicoterapia y tratamientos farmacológicos modernos ha demostrado ser muy efectiva en el manejo de estos episodios.

Autor: Gerardo Castaño Recuero

Psicólogo y director de Nuestro Psicólogo en Madrid.

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